Una de las mayores preocupaciones de todo padre es poder garantizar el futuro de su familia. Por eso, hablamos ahora de una alternativa: el seguro de vida y los estudios de los hijos.
Sí, el seguro de vida es una gran alternativa para garantizar el futuro familiar, para cuidarles aún cuando ya no estamos físicamente. Las cosas pueden cambiar de un momento a otro y lo mejor es prever, en la medida de lo posible, alguna manera de poder mantener el apoyo económico para financiar los estudios de los hijos.
Hace unos meses compartimos en una serie de artículos los hallazgos del estudio de Mapfre en 2013 sobre la viudedad en España, en el cual se revela -el seguro de vida– como clave para proteger a quienes más nos quieren.
La viudedad es una situación compleja que no solo implica la pérdida física de un compañero de vida o apoyo. Implica también, en muchos casos, desprotección, herencia de deudas y abandono económico. Elementos que pesan aún más sobre el dolor y lo difícil de ese momento y, sobre todo, añaden al tema riesgo social.
90% de los encuestados por Mapfre consideró que de no haber contado con un seguro de vida su situación económica actual sería mucho peor. Uno de cada cuatro viudos cree que el seguro de vida ha permitido la consecución de los planes de estudios de sus hijos (cabe recalcar que más del 40% tenían hijos).
Los seguros de vida permiten generar un capital para el futuro de forma cómoda y sistemática. Para muchos, los estudios de los hijos no son solo educación, pueden representar también la puerta de acceso a un futuro mejor para toda la familia, el producto de un cúmulo de esfuerzos y esperanzas invertidas.
En este contexto, han surgido en Estados Unidos- y poco a poco se han ido extendiendo en Europa- productos especiales para estos casos: productos de inversión en forma de seguro de vida pensados para afrontar en el largo plazo los gastos asociados al crecimiento y educación de los hijos. No solo los padres, sino cualquier persona mayor de edad (abuelos, tíos, etc.) pueden ser tomadores del seguro y realizar las aportaciones necesarias para poder cubrir los gastos derivados de los estudios del niño.
El producto incluye un doble sistema de bonus. El primero, de “Fidelidad”, permite al tomador recuperar a vencimiento parte o la totalidad de las comisiones abonadas, según la duración del plan. El segundo se denomina “Bonus Extraordinario” y premia los buenos resultados académicos. Así, si el estudiante obtiene en el examen de acceso a la Universidad una nota igual o superior a un 8, se devolverá a vencimiento, dependiendo del plazo del producto y de la nota obtenida, hasta otro 100% de las comisiones abonadas.
En este producto se pueden aportar pequeñas cantidades para generar un ahorro que crezca a lo largo del tiempo; en este caso con cuatro plazos diferentes: 10, 12, 15 o 18 años, dependiendo de la edad del menor en el momento de la contratación. Las aportaciones pueden distribuirse según las necesidades del cliente, pudiendo ser mensuales, trimestrales, semestrales o anuales. En función de la duración del seguro, se asigna un ciclo de vida de entre los cuatro existentes, que van redistribuyendo la inversión hacia cestas más conservadoras a medida que pasan los años; o bien se puede optar por un perfil libre, en el que es el propio tomador el que selecciona las cestas en las que se realiza la inversión.
Si pensáis en un seguro de vida, aquí os dejamos toda la información. Si por el contrario, preferís obtener más datos sobre los seguros especiales para garantizar los estudios de los hijos, podéis contactar con nuestros asesores aquí.
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